viernes, 16 de diciembre de 2011

Reseña: La Saga Crepúsculo: Amanecer Parte I

La Saga Crepúsculo: Amanecer Parte I (2011)
Dir: Bill Condon


Para esta reseña me guardare el párrafo introductorio a la saga de Crepúsculo, específicamente las partes donde hablaría sobre su audiencia de niñas pre-adolescentes y mujeres de más de 40. Los debates ya están hechos y los lados en la “batalla” han sido elegidos, no hay escape a ello. Si eres fan de Crepúsculo, felicitaciones, aquí tienes más de lo mismo. 

No solo puedes finalmente ver a la heroína principal y a su vampirito tener sexo necrofilico (por muy breve que sea y de la forma más softcore posible) sino que también puedes continuar viendo a Bella convalecer por largos periodos de tiempo mientras los varios hombres de su vida hacen su mejor pose enfadada a la cámara y hablan incesantemente sobre el bebe vampiro que crece dentro de ella y podría matarlos a todos o no hacer absolutamente nada porque en realidad nadie sabe nada pero dios mío, mira los encantadores ojos de Edward y los bíceps de Jacob…ya va, ¿dónde estaba?  Ah, sí. Fans de Crepúsculo: Probablemente amaran cada estúpido segundo de esta película. 

Para el resto de nosotros, Amanecer: Parte I puede ser esencialmente dividida en tres partes. Primero los 20 minutos de boda, donde encontramos a Bella (Kristen Steward en su incesante búsqueda por mantener la boca abierta lo más humanamente posible) lista para finalmente casarse con su pálido y célibe protector, Edward (Robert Pattinson en su incesante búsqueda por mantener la mirada fija lo más humanamente posible). Todos están allí, incluyendo personajes que no tienen impacto alguno en la historia que sigue, pero están presentes para recordarnos que aún existen.  La boda es glamorosa en una forma que haría al príncipe de Inglaterra llorar de celos.


Después siguen 25 minutos de aburrido cumplimiento de deseos para los fans, quienes han esperado tanto par a ver a Edward y Bella jugar ajedrez, nadar desnudos y tener sexo lo suficientemente fuerte para destruir cualquier tipo de mobiliario que este cerca. Resulta que los Cullen tienen su propia isla privada en la costa de Brasil, porque claro que sí. Allí hay una gigantesca mansión que nadie utiliza, porque claro que sí. Cuando llegan, Bella convence a Edward de tener sexo con ella mientras siga siendo humana, porque claro que sí. El resultado es una Bella que pareciera haber tenido una apasionada noche de sexo casual con el demonio de Tasmania.     

El resto de la película es un prolongado y fastidioso debate sobre el aborto. Resulta que el sexo vampiro-humano es remarcablemente potente, pues Bella queda embarazada con un bebe que crece diez veces más rápido que uno normal. Se van a casa, donde la familia de Edward toma turnos preocupándose por Bella, protegiéndola de hombres lobos (quienes están asustados del bebe por alguna razón) y diciendo cosas como “Si tan solo pudiera ver el feto podría saber lo que quiere” como si esas fueran palabras que forman una oración con sentido alguno.

Pedir sentido alguno de una franquicia predicada en la mujer más aburrida del planeta enamorando a un vampiro que brilla bajo el sol y un hombre lobo indio entre amenazas de otros vampiros que brillan bajo el sol, otros lobos indios y a veces chicos de secundaria probablemente no es razonable. Todo en la serie fílmica está atado a la terrible, estúpida y completamente loca historia de Stephanie Meyer. En el caso de Amanecer, el director Bill Condon decide adaptarlo lo más fielmente posible, a tal punto que se convierte en una parodia. 

Condon parece haber aceptado la ridiculez de esta historia completamente, al punto donde no trata de cementarla en algo que se asemeje a la realidad, en vez, decide aumentar el melodrama a niveles absurdos.  Los actores se han dado la tarea de tomar la única característica notable de sus personajes y no cambiarla por el resto de la película. Todos en este film están tan locos que en algún momento esperas ver a una viejita brasileña gritar “¡EL DIABLO!” apuntando a la barriga de Bella. Y luego en realidad sucede.

Y aún así, a pesar de toda esta psicosis energética, los personajes se mantienen medio-dormidos en la pantalla, completamente impenetrables a cualquiera que no haya aceptado esta estupidez desde el comienzo.  El mayor problema con estos personajes – específicamente el hecho de que todos son definidos por su atracción a Bella, quién a su vez es definida por los hombres que están atraídos a ella- es tan vació como siempre. Y cada intento de añadir algo de profundidad y oscuridad a los personajes se siente como relleno para pasar tiempo. Por ejemplo: La confesión de Edward al principio del film sobre como solía matar a violadores y asesinos para beber su sangre y como se siente avergonzado de ello. A lo que Bella responde “No, ok, está bien, casémonos igualmente”, y el film continua su camino alegre como si este momento nunca hubiera ocurrido.   

Similarmente tedioso y, francamente, perturbador, es el rol de Jacob en todo esto. Taylor Lautner no tiene mucho que hacer excepto pararse con cara de culo mientras sus amigos Lobos hablan sobre “imprimarse”, la cosa que hacen los Lobos cuando deciden que han encontrado a la persona por la cual obsesionarse por el resto de su vida. Excepto que no es en esa dulce, amorosa forma en la cual Joseph Gordon-Levitt se obsesiona en (500) Days of Summer. Más en una inquietante “he decidido obsesionarme con la bebe de Bella y su rara cara digitalizada por el resto de mi vida”. Si, está en el libro, pero no me importa, Jacob “imprentándose” en la bebe de Bella es supremamente perturbador, y cualquiera que diga lo contrario está completamente demente.    

¿Mencione que la bebe tiene la cara digitalizada a veces? Por razones desconocidas a la sociedad racional, Condon y compañía sintieron necesario el crear un bebe falso para mirar amorosamente a Jacob, porque aparentemente un bebe real toma demasiado tiempo para mirar la cosa que quieres que mire, o cualquier cosa en realidad. No importa que los efectos especiales de los lobos se vean terribles. Claramente, la cara del bebe necesitaba todo el presupuesto de efectos especiales para verse bien. Personalmente hubiera preferido que el presupuesto fuera gastado en la escena del parto. Ya saben, la que se suponía tenía que ser grotesca y genial y en realidad es relegada a unos cortes bruscos y un terrible montaje con colores intermitentes que provocan convulsiones.

Supongo que debería tratar de reconocer los momentos positivos en Amanecer: Parte I. En realidad aprecie el momento del brindis en la boda en el cual Anna Kendrick (dios bendiga su alma por ser la única persona que hace algo semejante a actuar bien en esta película) da un medio-celoso, medio-egoísta discurso sobre Bella y Edward. Y los sets son excelentes y sirven de distracción, en la forma en que ver una revista sobre decoración hogareña distrae mientras esperas la cita con el odontólogo.

¿Qué más queda decir sobre este film? Es la historia que esperas contada de la forma que esperas. Es exactamente lo que los fans presumen que es, y no lo suficientemente divertido como esperarían los no-fans que se ven obligados a verla por lastima, amor o ambas. Todavía queda una de estas películas, aunque esperar que algo cambie entre ahora y el año que viene no es razonable. Déjennos a los que no somos del grupo indoctrinado simplemente celebrar que, a partir del año que viene, esta franquicia acabara y finalmente nos podremos lavar las manos de todo este asunto.

A menos claro que Stephanie Meyer decida poner más de sus vampirescos sueños humedos en papel. En cuyo caso, que dios nos ayude a todos.     


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