domingo, 13 de mayo de 2012

Reseña: Limelight

Limelight (1952)
Dir: Charles Chaplin

Limelight trata sobre un así llamado "cómico vagabundo", cuyos días de gloria y fama están muy detrás de él, no es una coincidencia que esta película de 1952 fuera realizada en la misma época en la Chaplin perdía popularidad y apoyo crítico, gracias en gran parte a las acusaciones de ser un simpatizante comunista, y si bien en sus películas anteriores había mostrado su punto de vista sobre los problemas sociales de su tiempo, ésta es su obra más autobiográfica.

Chaplin interpreta a Calvero, quién una vez hubiera sido un famoso comediante que se ve reducido a tocar en pequeños teatros con otro nombre, porque el propio se ha convertido en sinónimo de mediocridad. Cómo esto sucedió  no es explicado, la primera vez que lo vemos ya es un desastre que pasa sus noches ebrio. Y, sin embargo, a pesar de ello, mantiene una actitud positiva ante la vida, no  necesita estar en el escenario, lo único que quiere es otra oportunidad de demostrar su valía.

Es esta positividad lo que inspira a Terry (Claire Bloom), una joven bailarina a quien cuida después de salvarla de un intento de suicidio, a recuperar su autoestima y volver a la danza, convirtiéndose en un todo un éxito. Su relación, construida a base de compasión, admiración y genuino amor, es la columna vertebral de la historia y Chaplin usa su personaje para representar a toda una nueva generación de artistas.

Al igual que muchas de sus películas anteriores, Limelight es muy teatral y excesivamente sentimental. Los constantes discursos de Calvero sobre la belleza de la vida son involuntariamente graciosos pues uno puede literalmente contar los segundos hasta que comience uno nuevo, es como si el discurso final The Great Dictator fuera extendido por dos horas. Esto era mucho más fácil de obviar en sus películas mudas, pero es muy intrusivo en ésta.

Pero a pesar de su sobreactuación, la interpretación de Chaplin es muy personal y tiene mucho de verdad en ella, es imposible no simpatizar con Calvero. Su vulnerabilidad alimentada por la terquedad da una gran visión en la mente del artista. Bloom no hace un trabajo tan honesto o profundo pero su interpretación está muy lejos de ser mala.

Esta es una película muy dramática y el tono melancólico se mantiene durante la mayor parte de ella, pero hay algunos  momentos de comedia, la mayoría de ellos durante el acto de Calvero. No son muy memorables, pero la actuación final con Buster Keaton no es nada menos que brillante, no sólo porque es la primera y única vez que comparten la pantalla, pero porque es realmente divertida y es en mi opinión uno de los mejores momentos de la filmografía de Chaplin .

Al final de la película, la carrera de Calvero película termina con gracia y abre el camino a una nueva generación, tenemos la sensación de que Chaplin había aceptado su posición como artista, aunque hiciera dos películas más en su vida (que admito no haber visto) esta es su triste y honesta  despedida de su público y ese es un momento agridulce. 




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